jueves, 30 de julio de 2015

Sigo con mis ojos el recorrido de la hiedra. Siento la furiosa velocidad de sus ramas viajando por debajo de la piel. Es que somos hermanos gemelos y estamos embarcados en una misma travesía. Dos criaturas huérfanas trepando por el oscuro territorio del cemento. La perspectiva no nos permite verlo, pero sabemos que sol brilla en lo alto del muro. Lo que comienza de este lado de la pared siempre termina del otro. Ahora cae la lluvia sobre nuestras espaldas y poco a poco se detiene el movimiento. Por más que nos desnudemos, con los años, el ropaje del tiempo comienza a pesar.

martes, 21 de julio de 2015

Microrrelatos II

Tocás el manto de la virgen y se larga la tormenta. Con lágrimas en los ojos me me decís que la fe es una cuestión meteorológica.
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En los ojos de la hija está la madre. En la carne de la madre quedó la hija. A la abuela siempre le gustó tejer con hilos de sangre.
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Antes de caer por la ventana el piloto barrió cuidadosamente la vereda. Desde chico, siempre había soñado con un aterrizaje perfecto.
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Estoy dentro de la caja. Siento el timbre, las manos, el crujido del papel. Con la luz del día entro en tu vida como un regalo de cumpleaños.
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Vaciaste la casa como un paréntesis y ya no encontramos palabras para volver a llenarla.
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Un enorme perro albino moviendo su cola. La certeza de un invierno helado, pero feliz.

viernes, 17 de julio de 2015

Microrrelatos I

Lanzo palabras como hachas. Busco las respuestas en el bosque. Ya no hay rastros de sonido. Apenas, un eco en la madera.

Una casa vacía, una luz apagada, una cama tendida. Otra historia que se queda a la intemperie.

Las manos abalanzadas sobre la herramienta. El filo partiendo el animal. Dos ojos que ruedan por el piso como un antiguo secreto.
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Cae una hoja sobre el estanque y pulveriza nuestra imagen. Lo que fue tiempo para nosotros, será alimento para los peces.
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Hago detonar el recuerdo para liberarme. Uno a uno, voy removiendo los escombros. Y ahí está la tristeza, otra vez de pie.

domingo, 28 de junio de 2015

Aunque nunca volví a entrar a ese patio, sé que la rosa china sigue ahí. Desde acá puedo sentir el calor abrazador de sus flores, flameando como lenguas de fuego. La casa donde vivieron mis abuelos nunca se pareció a una casa, pero el tiempo igual trajo el desalojo. Se fueron las palabras, los sonidos y los cuerpos. El rojo, es un color que no se apaga.

jueves, 11 de junio de 2015

Miramar es la ciudad balnearia con la luz justa para unas buenas vacaciones. Como manada, siempre creímos en el poder de las palabras. Esa mezcla sutil entre mirar y amar. La predicción disfrazándose de excusa. Abro los ojos y veo el verano como un camino plagado de escolleras. Sobre el fondo una familia con sueños, ambiciones y poca habilidad para el turismo.

martes, 9 de junio de 2015

Esa noche, los dos comimos del mismo cuerpo. Los restos de piel que cayeron sobre la alfombra nunca se secaron. Todavía los veo brillando en la oscuridad del comedor, multiplicando los tonos metálicos de la ciudad. Hoy me desperté y volví a sentir el cuerpo como un bisturí. Las noches pasan, las ciudades se apagan, pero el hambre nunca se va.

sábado, 24 de enero de 2015

Fusil

Una vez alguien me dijo
es una pena
que seas todo
lo que nunca imaginé
pero las palabras
ya no sonaron
sólo salieron disparadas
rebotaron contra mi pecho
y cayeron al piso
silenciadas como huecos
casquillos de balas
humeando
boqueando como peces
que ya nunca
voy a devolver al mar.

sábado, 10 de enero de 2015

Anfibio

Tubos fluorescentes
luces detenidas
proyectándose sobre mi
como una fotocopia
una radiografía velada
en medio de la noche
la necesidad de transparencia
apenas un resplandor
delineando el lomo de la bestia
esa agua turbia y espesa
que delata una vez más al animal  
antes de volver a perderse
entre la niebla.

sábado, 3 de enero de 2015

La ofrenda

Yo sólo fui a buscar el pan
y vos me diste de comer en la mano
cómo a un ave silvestre
perdida en la ciudad
sin quererlo
me posé sobre tu pecho
y comí de esa semilla
un corazón tierno entre los dientes
el sabor de los latidos
la carne tibia
avanzando como una cárcel
traté de huir pero fue imposible
el cuerpo duro  
se negó al movimiento
pasaron los días
los amantes y las noches
pero nosotros seguimos ahí
entre el sonido de las hamacas
detenidos para siempre
como una estatua y su paloma.

Sigo con mis ojos el recorrido de la hiedra. Siento la furiosa velocidad de sus ramas viajando por debajo de la piel. Es que somos hermanos ...