Te vi bajar de la luna
con tu liana plateada
recortándose
entre las ramas secas del árbol negro
me acerqué sigiloso
como un lobo, que no quiere descubrir
el silencio de la noche
la oscuridad de la calma
te busqué detrás del tronco
pero ya no estabas
sólo el frío de la escarcha
y el hiriente resplandor
de un pequeño papelito
doblado en infinitas capas
que deshice una por una
como un código secreto
para descubrir
una palabra tan lejana
y
volver a mirar al cielo.
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