Los apóstoles cenaron en casa
y se fueron dejando la sensación
de que nada merecía celebrarse
doce platos prolijamente apilados
el mantel lleno de migas
y esa enorme copa dorada
que ninguno de nosotros
está dispuesto a lavar.
sábado, 2 de febrero de 2013
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Sigo con mis ojos el recorrido de la hiedra. Siento la furiosa velocidad de sus ramas viajando por debajo de la piel. Es que somos hermanos ...
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