sábado, 23 de marzo de 2013

Devotos

Trajimos a la virgen
la sentamos en un banquito
y la peinamos delicadamente
desenrollando cada rizo de porcelana
para que pueda sentir una vez más
su cabellera al viento
una gota de adrenalina sobre la nuca
la exuberancia femenina.

Santa
resucitada del mármol 
niña convertida en sierva
ahora un animal oscuro
al calor de nuestras manos
el milagro sofocado
dos ojos secos y hundidos
diminutos espejos de nuestro secreto.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Sigo con mis ojos el recorrido de la hiedra. Siento la furiosa velocidad de sus ramas viajando por debajo de la piel. Es que somos hermanos ...